jueves, 29 de septiembre de 2011

Plaza del Corrillo






 1880


La Plaza del Corrillo existe desde antes de la construcción de la Plaza Mayor. En su solar estaba la amplia, extensa y desigual (por inclinada) Plaza de San Martín, delante de la iglesia del mismo nombre. Allí aún se respira el sabor de la Salamanca antigua, sucia y vieja que contaron los viajeros del pasado que llegaban a la ciudad.

De antes recibía el nombre de Corrillo de la Yerba porque la gente lo evitaba para llegar a la plaza y, como consecuencia, las zarzas y los cardos se apoderaban de ella.

La armonía y perfección de la Plaza Mayor, que cautiva por el equilibrio y elegancia, contrasta con el caos y trazado irregular que explican la ciudad actual, contradicción y mezcla de modernidad y tradición. Ambas plazas son una síntesis de la ciudad de Salamanca



 
Mercado de la recoba. 1896


 
1902

 
Hoy

 
La escolaresca 

 
Y la soldadesca

 

Tradición y modernidad se funden en este rincón salmantino. Indiferencia a la salida del lance.



"Pero, no bien salimos de la Plaza Mayor, entramos en una plaza... mínima, que nos enamoró mucho más que la que dejábamos. Tanto nos enamoró, que si los hijos del país hubiesen oído nuestras celebraciones, las habrían considerado irónicas y burlescas! Porque se trataba de una plazoletilla triangular, de irregulares líneas y viejo y abigarrado caserío, donde no había dos balcones iguales, ni dos edificios simétricos, ni monumento alguno bueno ni malo;
nada, en fin, que fuese elegante, ordenado, lujoso, o tan siquiera limpio. Y en esto precisamente consistían su belleza artística, su encanto poético, su color histórico!
El Corrillo de la Hierba se llama aquel sitio. -Se lo recomiendo a toda persona de buen gusto que vaya a Salamanca. –Verá allí aglomeraciones de casas viejas, como las que figuran en las decoraciones teatrales o en los cuadros referentes a la Edad Media; verá allí un variado y grotesco repertorio de balcones, aleros, guardapolvos y barandajes sumamente característicos; verá puertas chatas, paredes barrigonas, ventanas tuertas, pisos cojos y tejados con la cabeza dada a componer, como no los encontrará en ninguna otra parte. Y ¡qué escenas localiza en aquel sitio la imaginación! […]

Además de los multiformes tenduchos que rodean la plazuela, y que le añaden animación y fuerza dramática, veíase a aquella hora una infinidad de puestos amovibles o matutinos; es decir, una multitud de lugareñas sentadas en el suelo, con su cesta de huevos al lado, y rodeadas de pollos, pavos y gallinas.
-Aquellas mujeres, vestidas con pesadísimos dobles refajos, y liadas en una especie de manta, parecían montones de lana de vivos colores, de cuyo fondo salían pregones tan agrios y desapacibles como el cacareo o los graznidos de las propias aves pregonadas.
Agréguese a esta algarabía el disputar de los hombres, los gritos de los muchachos, la charla de las criadas que hacían la compra, el ruido de los talleres, el son de unas campanas vecinas que tocaban a niño muerto, los perros ladrando, los pobres pidiendo limosna, bestias cargadas que iban y venían, y el correspondiente vocear del que las arreaba, y se formaría juicio aproximado del Corrillo de la Hierba, a las diez de la mañana de un día de octubre del ya casi octogenario siglo XIX."


Así Jose Sánchez Rojas en una crónica bien literaria de 1929:

Rasgado el arco de San Martín, sin la escalerilla típica, los porches del bien amado Corrillo salmantino, continúan siendo el último refugio de la escolaresca. ¡Viejos colmados del Fraile y de la Obdulia, cuanto sabéis vosotros de los jolgorios estudiantiles, cuando el dinero de la mesada, mil veces hurtado a la patrona, riñe su batalla para salir del bolsillo! Vinillo claro de los Villares, plato sabroso de picadillo, hornazos y empanadas recientes. Y después, la excursión a Tejares, los mesones solitarios de las barcas, el río espejándose en los olmos polvorientos y centenarios de las orillas; la mirada de la moza prometedora que sabe dar alegría para todo el día. Excursiones que en el Corrillo empiezan y rematan en el Corrillo; pegotes barrocos que encinchan la iglesia de San Martín, porches que conocieron los devaneos de don Diego de Torres Villarroel y las estadas de los pícaros hartos de la sabiduría rugosa de los libros, el Corrillo salmantino es hermano del Potro cordobés y del Zocodover toledano.

Pocas estampas salmantinas de trazo más claro y de relieve más saliente. En esta plaza ya crece la hierba cuando la ciudad anda dividida en bandos y el pobre San Juan de Sahagún no da paz a la mano y a la lengua tratando de volver la tranquilidad a los espíritus. Muy Siglo XVI esta plazuela, cuando la fábrica románica de San Martín no conoce aditamentos y pegaduras de épocas posteriores, en ella se celebran las francachelas de los grados y la buena suerte de los favoritos en escalar rejas y besar doncellas a hurtadillas. En el XVII sigue la tradición de sus colmados y tabernas, de sus callejones accesorios y de sus rincones ocultos a las miradas de los ociosos. En el XVIII, con don Juan Meléndez Valdés, solterón y siempre acompañado de la sobrina pecata que conociera Jovellanos, el Corrillo continua siendo, además del acceso natural a La Rúa que pone en relación el Centro con la Escuela y el pasaje más corto para el colegio del Espíritu Santo de los hijos de Loyola, el lugar frecuentado por los árcades que van a oír los discursos y alegatos forenses de don Juan al final de la plazuela y descienden luego las escalerillas para saludar al clérigo catarroso de Don José Iglesias de la Casa, que vive en La Plaza a la misma vuelta. En el XIX, los amigos de Toribio Núñez se reúnen bajo los soportales para romper el medallón de Fernando VII y los de Sánchez Ruano y Rodríguez Pinilla – auxiliados por los carboneros de Matilla de los Caños- vigilan a los carlistas en días de revueltas electorales. Y en el XX, la misa de doce de San Martín, oída por las bellas, borda los mejores ensueños estudiantiles al cobijo del arco que se rasgó.

El Corrillo salmantino, más grabado en la memoria de los mozos que el encaje plateresco de su escuela, es, para los que han estudiado y amado en Salamanca, el paraje que más gratamente se recuerda. Hace años, yendo nosotros al frente de una tuna por los pueblos del Norte, el alcalde de Bilbao nos recordaba, con emoción sincera, los figones del Corrillo. Y ellos y el café de La Perla, y los billares del Pasaje, y el picadillo de Tejares, y los bailes domingueros, a la caída de la tarde, de Villares y de Aldealengua, ocupaban en su espíritu un lugar al lado de los Arés y de los Dorado, de los Unamuno y de los Gil Robles. Una tempestad de aplausos de los muchos resonaba en el hall del Municipio bilbaíno cuando el alcalde terminó de evocar su juventud. Exaltemos el Corrillo; los cronistas oficiales, que vegetan entre infolios amarillentos, a espaldas de la vida, desconocen el Corrillo, acaso porque nunca han tenido juventud. Al lado del goce de las piedras de oro de los palacios y de las casonas hidalgas, hay que conocer un poco del vinillo del fraile para gustar del hechizo de aquella ciudad, que enhechizaba a Miguel de Cervantes, amigo de las algaradas de los patios y de las aceitunas sabrosas y de los vinos del Guadalcanal de las tascas y figones."
José Sánchez Rojas.


No podía faltar un recuerdo para Adares (Remigio González), poeta que la habitó y llenó con sus poemas, su larga barba blanca y su gorra campera durante décadas, ya en el décimo aniversario de su marcha.






"Aquí os dejo
mi imagen
pero os aseguro
que ella no lo sabe".


 (Adares, Mesa Reñida, 1989)


Las imágenes B/N están escaneadas de "El libro de oro de Salamanca". Colección de Enrique Sena.


martes, 27 de septiembre de 2011

Habla popular de Lumbrales (96)

Molino del Tío Justo.



Marra: Mazo grande para partir piedras o rachar la leña.
DRAE: 1. f. almádena.
DCT: mismo significado.
BDE: 1490. Del latín MARRA, “especie de azada o arpón”.

Marrana: Comilona a base de magro fresco de cerdo que solían preparar las cuadrillas de amigos en los bares. Era muy típica la marrana de Lumbrales.
No está en el DRAE con esta acepción.
No está en el DCT con esta acepción.
BDE: Proviene de marrano. En el sentido de “cerdo” es palabra propia del castellano y del portugués (marrao), probablemente tomada del árabe máhram “cosa prohibida”, que alude a dicha prohibición (pronunciado vulgarmente mahrán).




Masar: Amasar el pan; hacer pan. "Vete a por pan hoy, no siendo que mañana no masen".
DRAE: mismo significado.
DCT: Remover la harina, el agua y la sal para hacer la masa del pan.








Mastraga:
Tragón. “Come sin conocimiento ni tino, ¡Menudo mastraga está hecho!”
No está en el DRAE.
No está en el DCT.




Mato: Lugar donde hay abundancia de algo.”Encontré un buen mato de moras.”
DRAE: 1. m. Conjunto de matas.
No está en el DCT.










Maturranga:
Malas artes empleadas para lograr algo. Estratagema, treta.
DRAE: 2. f. Treta, marrullería. U. m. en pl.
No está en el DCT.
BDE: Pasó a “ramera” (propiamente caballería vieja ), "amante querida”, y por otra parte “treta, argucia”, por alusión a los males ocultos de las caballerías viejas.

Mayores (a): Además."Hizo aire y, a mayores, nos llovió todo lo que quiso y más."
No está en el DRAE.
No está en el DCT.


Maza: 1.- Pierna del animal, generalmente de cabrito o de cordero, para asar o guisar. 2.- Centro de la rueda de un carro donde paran todos los rayos y entra el eje.
No está en el DRAE con esta acepción.
DCT: Pernil de un animal.
BDE: 1333 (1177 probablemente). Del latín vulgar MATTEA, que parece ser derivado regresivo del latín MATEOLA.






Mazaroca: Port.
1.-Mazorca de maíz. 2.- Madeja de tripas para embutir. “Vaite a las casis y compra una mazaroca de tripas.”
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Mazaroco: Estúpido, testarudo. “No seas mazaroco y haz lo que te dicen”
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Mechinal: Agujero en la pared de piedra que se utilizó para sujetar el andamio cuando se hacía la pared. Por extensión, se utiliza para designar cualquier rincón en el que se guarden cosas.

DRAE: 1. m. Agujero cuadrado que se deja en las paredes cuando se fabrica un edificio, para meter en él un palo horizontal del andamio.
No está en el DCT.
Bde: Principios del S. XVII. Del mozárabe mechinar, S. XIV ( o XV – XVI), derivado del latín MACHINA “andamio para construir un edificio”, propiamente “máquina”, invención ingeniosa.



Mecido:
Mezcla de salvado, harina con agua, para alimento de animales.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.




El color verde aceituna en algunas palabras o expresiones indica que son de reciente incorporación, posterior a Mayo de 2007.


Abreviaturas utilizadas:
DRAE: Diccionario de la Real Academia Española.
DCT: Diccionario del Castellano Tradicional.
BDE: Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Joan Coromina.


Las fotos son de Jaime Grandes , excepto las moras que son de Paco Caro.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Sale el sol cuando es de día.


















"Don Juan de Austria" de Velazquez y "El Temerario remolcado a dique seco" de Turner. Las imágenes son de la Wikipedia.

RIÑA DE GATOS.

EDUARDO MENDOZA. (2)

Riña de gatos capta la atención del lector desde la primera página. En mi caso leí la novela entera sin poder dejarla y sin tomar notas durante la lectura porque el ritmo no te lo permitía, a menos que no te importara perder el hilo del relato. La habría leído de un tirón si hubiese tenido el tiempo libre suficiente para terminarla. También cabría añadir que la tensión narrativa que consigue en los primeros capítulos no es capaz de mantenerla hasta el final.

El arranque no puede ser más espectacular visto desde el punto de vista del armazón de la novela. El autor recurre al género epistolar. El protagonista escribe una carta en el compartimento de un tren en la que después de haber traicionado a un buen amigo con su mujer, huye del lugar de los hechos como el que sale a comprar tabaco y no regresa, evitando el cuerpo a cuerpo en una decisión cobarde. EM sabe elegir bien (no de cualquier manera) los ingredientes del relato y domina la mezcla para que resulten atractivos al lector. Sitúa la novela en un espacio de Madrid perfectamente reconocible para todo el mundo y en uno de los momentos más convulsos, por eso mismo más interesantes, de la historia reciente. Los personajes pertenecen a diferentes estamentos sociales. El autor destaca por la habilidad de adjudicarles diferentes registros de lengua según su extracción social y por su capacidad para hilvanar un relato con gente tan variopinta desde un punto de vista económico y cultural.

El autor elige los acontecimientos del momento no sólo para que sean el trasfondo de la historia, sino que los personajes de la novela intervienen directamente en ella y , en paralelo, los hechos históricos en la trama. Como cuando Guillermo y sus compañeros de cacería tienen que salir por patas de un pueblo con manifestaciones, disturbios y quema de iglesia si no quieren ser el cazador cazado.

Mendoza dosifica con acierto evidente el avance narrativo con las paradas; en este caso, digresiones de experto sobre Velázquez o la explicación de la situación política del momento por parte del Duque de la (Des) Igualada. No faltan ni el suspense, manejado con maestría, ni los contrastes culturales, ni tampoco la iglesia con su representante don Rodrigo, tutor de Lilí, perfectamente retratado.

En efecto, el cielo presenta la nítida transparencia de las gélidas mañanas de invierno y en los periódicos el enfrentamiento está servido. El inglés visita el Museo del Prado vacío. Se dirige a las salas de Velázquez para implorarle protección como si fuera un santo o una virgen. Tiene la costumbre de mirar sólo un cuadro de cada vez. Ahora se detiene en el satíricoDon Juan de Austria” porque el bufón que representa nada tiene que ver con el verdadero miembro de la casa real que mandaba la armada cristiana en "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros". Del cuadro destaca la técnica de pintar batallas que luego desarrollaría Turner, "El Pintor de la luz", autor estrella en las salas de la National Gallery londinense.

Madrid no tiene orígenes romanos, ni griegos, ni incluso los tiene medievales, por eso su patrón no es un guerrero matando moros, sino un humilde labrador, recordado por la feria de toros que da y quita todo a los toreros. No tiene catedral de ésas que cuestan siglos de tiempo, junto a dios con toda su ayuda, rematar y escasas vinculaciones con un pasado clerical, a diferencia de otras ciudades aledañas como Toledo, Ávila, Salamanca o Valladolid a las que ha sabido ceder el protagonismo en asuntos de religión. En Madrid todo el mundo encuentra su hueco para vivir. El recién llegado es bienvenido, a nadie preguntan por su procedencia porque todo el mundo recuerda su llegada en similares condiciones. Tiene su aquél que todas estas cosas de Madrid sean dichas por el autor barcelonés.

Anthony Whitelands es un inglés de clase media. Treinta y cuatro años cumplidos. Su talento y tesón le reportaron el beneficio de estudiar en la Universidad de Cambridge. Su boda con una rica soluciona sus problemas monetarios y le permite dedicarse a su pasión: la pintura barroca española. La rutina le lleva al divorcio y éste es la excusa para concentrarse más en el trabajo. Aparecen Catherine y Pedro Teacher que le propone un viaje a España al objeto de tasar un cuadro de una familia acomodada de Madrid cuyo producto le ayude en su estancia en el extranjero, en caso de que algunos miembros de la familia tengan que abandonar el país.

Tres días después de la propuesta tenemos al tasador de arte en La Castellana, llamando a la puerta de la casa. Le recibe un mayordomo con pintas de banderillero gitano que contrasta con AW, alto y desgarbado. Se fija en los cuadros del vestíbulo, desnudo de mobiliario, donde no podía faltar uno de caza. Entra en escena Lilí, la hija adolescente de don Álvaro, que le pone en conocimiento de las intenciones de dejar España. De primeras el duque no es muy partidario de abandonar el país, pero también piensa que un cobarde puede valer para otra vez: “Un héroe muerto es tan inútil como un cobarde muerto”. A través de la ventana, AW observa a una pareja que como furtivos pasean por el jardín. Llega la hora de comer y eso es sagrado. En esta casa ya no se trabaja más; lo que quede por hacer, bien puede esperar.

Un busto de Beethoven en la encimera de la chimenea, en lugar de la consabida bailarina flamenca, y un piano de gran cola con partituras apiladas a un costado que denotan un uso habitual, dan cuenta de que la cultura ha encontrado su morada entre la familia. La pintura y la música habitan las cuatro paredes de la casa. La madre tiene un ligero y gracioso deje andaluz que no ha perdido en sus muchos años de madrileña. Es el centro de la casa. Su marido ha renunciado al gobierno del hogar en su beneficio. AW mantiene una conversación perspicaz con Paquita, la hija mayor, que él interpreta como un intento de demostrar que su soltería se debe a una elección personal.

Nos enteramos que los británicos no bendicen la mesa, por eso comen mal. En esta casa el encargado de hacerlo es el duque. Entra el padre Rodrigo, “híspido y ceñudo”, reticente a todo lo que venga de fuera. Los lamparones de la sotana revelan su desapego de la vanidad mundana.

Entra Guillermo, otro miembro de la familia. Engominado, con aire insolente. La caza ha reportado unas liebres y unos cuantos gansos. Las avutardas han resultado esquivas, no han entrado los corzos y han tirado de lejos al águila real. Tuvieron que agilar del pueblo sino querían atizar las llamas de la iglesia.





La duquesa y Lilí tocan a cuatro manos el piano de la sala de música. Guillermo acompaña con la guitarra a Paquita que canta por fandangos y seguirillas. Como la tarde se les echa encima, el duque decide aplazar la visión y tasación de los cuadros. AW abandona la casa después de una enigmática conversación con Paquita que le hace pensar: “Me apodero de lo que me gusta, pero no dejo que nadie se apodere de mí”. En la calle: “un desconocido, tal vez al sentirse observado, pasó de largo y continuó su camino con las manos hundidas en los bolsillos del abrigo y las solapas levantadas sobre la cara, hasta desaparecer de nuevo en la oscuridad”.


Soleá. María Toledo.






Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde
La Acequia
coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

martes, 20 de septiembre de 2011

Habla popular de Lumbrales (95)

Molino del Tío Justo.


Manito (a): Expresión usada cuando algo ha quedado más lejos de lo que se esperaba.A manito tuvimos que dejar el coche”.
No está en el DRAE con esta acepción.
No está en el DCT.

Manojo: La cantidad de mies que cabe en un puño. Unos cuantos manojos hacían un haz.
DRAE: 1. m. Haz pequeño de cosas que se puede coger con la mano.
DCT: mismo significado.
BDE: 1220–50. Del latín vulgar. MANUCULUS, latín, MANIPULUS “puñado”; por vía culta manípulo, 1220 – 50.


Manta (a): Mucho, con fuerza. “Esta mañana llovió a manta”.
DRAE: mismo significado.
No está en el DCT con esta acepción.
BDE: 923. Del latín tardío MANTUM “manto corto”, que a su vez es de origen incierto; parece haberse extraído del latín MANTELLUM, que quizás fuese voz antigua del latín. Manta, 969.







Mantención:
Manutención.
DRAE: 1. f. coloq. p. us. manutención.
No está en el DCT.
BDE: Manutención 1668, procede de mano. Del latín MANUS, -US.


Manto: Pieza que se extrae del cerdo, con bastante manteca; por lo tanto, hay que escarnar para que los chorizos no queden con mucho “blanco”.
DRAE: 11. m. Capa de grasa del redaño que envuelve las vísceras de los animales, en especial la manteca del cerdo.
DCT: Manteca del cebón. 2.- Unto que envuelve el caído del cerdo.
BDE: 923. Del latín tardío MANTUM “manto corto”, que a su vez es de origen incierto; parece haberse extraído del latín MANTELLUM, que quizás fuese voz antigua del latín.


Manzanilla:
Planta cuya flor tiene forma de margarita pero mucho más pequeña y de un
aroma muy agradable. En los años 60 había mucha gente que la recogía en el campo para luego venderla a los traperos. Unos la recogían a mano y otros con un artilugio que avanzaba mucho más en coger.
DRAE: 1. f. Hierba de la familia de las Compuestas, con tallos débiles, comúnmente echados, ramosos, de dos a tres decímetros de longitud, hojas abundantes partidas en segmentos lineales, agrupados de tres en tres, y flores olorosas en cabezuelas solitarias con centro amarillo y circunferencia blanca.
DCT: mismo significado.
BDE: 1490. (massanella, S. X), así llamada por la semejanza de su botón con una manzana.




Maquila: Parte de lo molido que se entregaba al molinero a título de pago por su trabajo.
DRAE: mismo significado.
DCT: mismo significado.
BDE: 1020. Del árabe vulgar makila “medida”, de la raíz k-y-l “medir”.




Maraojo:
La mies recién nacida, antes de espigar. Herrén sin tallo.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Marea: El rocío de la mañana.
DRAE: 7. f. p. us. Rocío, llovizna.
DCT: Vapor mañanero que en días de sol picante aparece en lugares bajos y húmedos. Es perjudicial para las plantas.
BDE: 1492. Del francés marée id.

Marelo: Insulto poco agresivo que significa insípido, tonto. Hombre de pocos alcances.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Mariolo: Marimacho, macho pirulo.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.


Mariquitas, Maricas: Recortables de muñecas con sus vestidos correspondientes que eran utilizadas para jugar por las niñas en los años 50 y 60.
No está en el DRAE.
No está en el DCT con esta acepción.
BDE: “Hombre afeminado”, 1517 y 1690.



Abreviaturas utilizadas:
DRAE: Diccionario de la Real Academia Española.
DCT: Diccionario del Castellano Tradicional.
BDE: Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Joan Coromina.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Lectura es lectura
















RIÑA DE GATOS.
EDUARDO MENDOZA.

Eduardo Mendoza forma parte del selecto grupo de autores cuyas obras figuran en las estanterías de los compradores de libros. Gente obediente donde la haya porque, cansada de oír que la lectura es necesaria, acaba por hacerse con unos libros que van ocupando los huecos vacíos de las baldas a la espera de la mano que los elija de entre otros cientos, los saque del ostracismo y al menos les sacuda el polvo del olvido de vez en cuando.

No es raro descubrir que alguna de sus novelas figura de gancho de las rebajas, dos por uno, que cada septiembre saca los libros de las librerías e inunda los quioscos en unas colecciones que mucha gente comienza y poca termina. Tampoco es extraño que se le cite como representante de los escritores que pueden vivir de lo que le gusta hacer y que los aristócratas de la lectura, que suelen coincidir con críticos y grandes lectores, detestan porque forman parte del circo editorial: bombazos literarios que llenan los escaparates.

La lectura es un placer. Sin embargo, ¿Es lo mismo leer El Quijote que las novelas del oeste de Marcial Lafuente Estefanía? Hay dos maneras de llegar a la lectura de la misma forma que hay dos tipos de lectores. Podemos llegar a ella a través del convencimiento, de una búsqueda personal del conocimiento y la belleza, como un acto de rebeldía, tratando de paliar el aburrimiento y con la calma necesaria que requiere esfuerzo y sacrificio; de la misma forma que cualquier placer ocupa tiempo y dedicación. Los que llegan a la lectura obedeciendo la publicidad de los booms literarios, la propaganda de la uniformidad de gustos con el fin de que haya muchos consumidores del mismo producto, es casi imposible que alcancen el placer de leer a Dante porque su entendimiento está fuera de su alcance, pertenece al egregio club de grandes lectores que leen de todo y que experimentan un gran placer en mirar por encima del hombro a los mortales, simples consumidores de libros de escaparate, que son los que interesan a las editoriales porque son más. Mendoza pertenece al grupo de escritores que saben escribir Best Sellers y que cuentan con ese apoyo editorial que pretende uniformizar preferencias lectoras.

La portada de la novela está ocupada por una foto de La Puerta del Sol de Madrid de primeros años del S. XX (Alberto, compañero de trabajo y profesor de Historia se atreve a fecharla entre 1903-1904). Coexisten en ella los carruajes tirados por caballerías y los primeros tranvías, como muestra de la inquietud de una ciudad que tanto confiaba en los avances tecnológicos para su progreso. El espacio tan reconocible se presenta como un hervidero de gente, personajes anónimos, de rostro difuminado, que como hormigas se dirigen a su quehaceres cotidianos en un día lluvioso de invierno o como el rostro borroso de la Venus del espejo contemporánea que estos días inunda internet.





“Rosa estuvo a mi lado y para ella es esta fábula” es la dedicatoria. Nadie mejor que el propio autor para dejar claro el carácter arisco de los gatos que encierra la fábula.












Una cita de Ortega y Gasset tomada de su ensayo sobre Velazquez: “Pertenece a la extraña condición humana que toda vida podía haber sido distinta de la que fue” que nos quiere abrir los ojos sobre las vidas que desechamos cuando tomamos una decisión, porque vivir es tomar decisiones. De ahí la importancia de una buena elección. Nuestra biografía no es más que el peaje que pagamos por las vidas no elegidas.






Y nos adentramos en la novela y nos llama la atención el contraste de la propuesta: la erudición de un inglés culto, experto en pintura barroca española con la sencillez y llaneza de unos paisanos no acostumbrados a tanta pulcritud de lenguaje. La tensión que se respira en el espacio cerrado de un compartimento de tren se resuelve con humor. Un tema tan clásico y tan español como el laicismo y el clericalismo no se evita, pero tampoco se resuelve porque ése no es el objetivo del autor: “[…] Si en España el pueblo elige quemar iglesias con lo que cuestan de prender, por algo será”. Aquí se hubiera liado parda si lo quemado hubieran sido tabernas.


Comienza la novela con una carta. Anthony se disculpa por su huida, temeroso o incapaz de hacer frente a una relación adúltera, abandona el lugar de los hechos antes de que el coronado se aperciba del adorno de su testuz. Como el que se despide de su pareja con un SMS o con un mail. Qué lejanos quedan los tiempos y los espacios en los que los contendientes se batían por la dama. Nada de "si te he visto, no me acuerdo": amores que matan.

“De un asta colgaba una harapienta bandera republicana”. Lo que cabría preguntarse es si una bandera dura más de cinco años a la intemperie.

“Mi trabajo consiste en prevenir, no en reprimir”. Republicano de nuevo cuño, con nuevas teorías de aluvión como cuando los profesores nos tuvimos que aprender que la enseñanza consistía en otra cosa: literatura de la LOGSE.

Y lo dejamos, que esto se alarga como el verano sobrevenido de este septiembre de sombrero y de sombrilla en lugar de paraguas, como debería de ser.


Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde la Acequia coordina y dirige su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.

Las fotografías son de internet, excepto la primera que es la portada de la novela escaneada. La de la puerta del Sol es de la Wikipedia.

martes, 13 de septiembre de 2011

Habla popular de Lumbrales (94)

Las casas se llenan de gente para las fiestas de Los Toros. En Septiembre se vacían y se echan los candados con la esperanza de volverlos a abrir al año siguiente.
Fotos de Jaime Grandes



Mamola: Parte inferior de la barbilla que se une al cuello. “Se dio un golpe en la mamola sin querer.”
DRAE: 1. f. Cierto modo de poner la mano debajo de la barba de alguien, como para acariciarle o burlarse de él. Se hace comúnmente a los muchachos.
DCT: Barba.
BDE: Mediados del S. XVII, probablemente de mamóla “se la mamó”, cayó en un engaño; alterado en mamona, 1605.

Mamolazo: Dar, o darse, un golpe en las mandíbulas."¡Vaya mamolazo que me he dado! "
No está en el DRAE.
DCT: mismo significado.





Mamón, mamantón: 1.- Chupón, tallo bravío de los frutales. 2.- Animal que se alimenta sólo de la leche de la madre.
DRAE: mismo significado.
DCT: mismo significado.
BDE: Del latín MAMMA. 1490, 1495.



Mancar:
Herir, dañar. “Este zapato me manca, me lo he comprado demasiado chico”.
DRAE: 1. tr. Lisiar, estropear, herir las manos u otros miembros de alguien, imposibilitando el libre uso de alguno de ellos. U. t. c. prnl.
2.tr. lastimar (‖ herir).
DCT: mismo significado.
BDE: 1613.

Mancornarse: Herirse, romperse o dislocarse un hueso. “Mejor que lo sueltes. Si dejas al burro atao, se puede enredar con el rabero y mancornarse”.
No está en el DRAE con esta acepción.
No está en el DCT con esta acepción.

Mandanga: Golpe, estacazo. “Le sueltas cuatro mandangas y sale que chuta de allí”.
No está en el DRAE con esta acepción.
DCT: Bofetada dada con la mano abierta en el carrillo.
BDE: 1936. Voz medio jergal, de origen incierto.





Mandar: Ofrecer dinero en un trato por un animal que se vende. “Manda en serio que él ya te ha pedido”.
DRAE: 8. tr. desus. Ofrecer, prometer algo.
No está en el DCT.
BDE: Finales del siglo X. Del latín MANDARE.






Mandible:
Obediente, servicial. “Da gusto con él, es bien mandible”.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Manear: Ojear la caza. “Esta mañana hemos maneao medio término y no hemos visto nada”.
No está en el DRAE con esta acepción.
No está en el DCT.
BDE: “Atar las manos a una caballería”, 1495.

Mangar: 1.-Vestir una prenda. “Se mangó la trenca y salió a la calle” 2.- Poner el mango a una herramienta. 3.- Ponerse. “Se mangó a llover y estuvo seis días sin parar” 4.- Coger, pillar. “Nos mangamos un buen catarro de tanto esperar fuera de pinote”.
DRAE: Mismo significado en las tres primeras acepciones. No viene la cuarta.
No está en el DCT con las acepciones 1, 3 y 4.
BDE: S. XX. Del gitano mangar “pedir, mendigar”, de raíz sanscrita.

Maniego: Ambidiestro. Quien en los trabajos usa indistintamente ambas manos.
DRAE: mismo significado.
DCT: mismo significado.




Manija:
Especie de guante de cuero que se ponían los segadores en la mano izquierda para coger la mies y evitar cortarse con la hoz.
DRAE: mismo significado.
DCT: mismo significado.
BDE: Del latín MANUS, -US. 1438.





El color verde aceituna en algunas palabras o expresiones indica que son de reciente incorporación, posterior a Mayo de 2007.



Abreviaturas utilizadas:
DRAE: Diccionario de la Real Academia Española.
DCT: Diccionario del Castellano Tradicional.
BDE: Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Joan Coromina.



La foto del programa de la Feria de mayo es del blog Tierra Charra.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El sol besa tus piedras


Anteayer



Ayer. 1991

Hoy.

La Puerta de Aníbal o Puerta del río era el acceso más corto y al mismo tiempo más dificultoso, debido a su inclinación, para los que llegaban a Salamanca una vez pasado el puente romano. La zona conserva el sabor a siglos pasados. Los restos de la muralla y las casas parecen un pedestal desde el que se alza la mole conjunta de las dos catedrales como un bosque de agujas.



En esta foto de Albert Calvert de 1908 se aprecia la citada puerta de entrada. Publicada en su blog: Tierra Charra por su autor, Manuel S. Calderero. A menos que el encuadre no lo recoja, el crucero gótico no parece haber estado siempre en el mismo sitio. En el enlace se puede leer un artículo sobre La Puerta del Río del periodista Jose Sánchez Rojas.

A continuación un soneto suyo dedicado a Salamanca tal cual fue publicado en El Adelanto.


¡El sol besa tus piedras, ciudad de oro!

Tienes la gracia del Renacimiento.

La majestad de tu reposo siento,

cantada por los ángeles en coro.


¡Salamanca de lumbre, yo te adoro!

Recoja tu beldad mi último aliento;

Arrópenme tus piedras, cuando el viento

de tu existencia barra mi decoro.


¡Cabe a tu escuela yo he soñado tanto!

Junto a tus rejas, miel soñé de amores,

Aquí, en tus aulas, mis pensares fueron


¡Llevo dentro del alma resplandores

de tu luz otoñal, que se encendieron

al soplo de ilusiones que ahora canto!