miércoles, 4 de octubre de 2017

Novelas amorosas y ejemplares (1) María de Zayas y Sotomayor. Cantar llorando





"Bien haces de ser cruel,/injustamente me quexo"

Novelas amorosas y ejemplares
María de Zayas y Sotomayor

Para empezar ahí van unos breves apuntes de su personalidad y estilo: No sabemos mucho de la biografía de María de Zayas. Nace en Madrid en 1590 en el seno de una familia acomodada lo que le permite dedicarse a la literatura. Por lo tanto cuenta con quince años cuando Cervantes publica la primera parte del Quijote. Los demás datos biográficos hay que entresacarlos de sus escritos.

Cultiva varios géneros literarios, pero es en novela donde su aportación es fundamental para su desarrollo. De hecho sus relatos breves son auténticos best sellers de la época. Sólo las obras de Cervantes y Quevedo tenían tantas ediciones y lectores. Su obra literaria está recogida en dos colecciones: la primera publicada en 1637 y la segunda diez años más tarde, en 1647.




"Pequeña juzgaba el alba/de su viveza aposento"


La prosa de María de Zayas es ágil, de un gran colorido, pero fácil y amena al mismo tiempo. Dotada de un agudo sentido de la observación, plasma con acierto los vicios y virtudes del pueblo español, sobre todo de la nobleza. Los personajes principales de los relatos son femeninos, capaces de cualquier cosa por conseguir el amor del hombre amado o aplicar venganza implacable cuando las circunstancias lo requieran. Son historias libertinas, soñadas, que suelen pasar en el subconsciente de los personajes centrales, siempre dando la sensación de realidad a pesar de las calamidades y hechos truculentos que le ocurren a los personajes, casi siempre femeninos, que la autora enlaza con elementos románticos. Por ejemplo las puestas en escena de algunas de las Leyendas de Bécquer guardan cierta similitud con las maravillas de María de Zayas.

INTRODUCCIÓN 

Lisis es un hermoso milagro de la naturaleza, un asombroso prodigio de la corte madrileña. Unas cuartanas la tienen postrada en cama. Cuatro amigas, nobles y ricas, se reúnen en su casa para hacerle más llevadera la convalecencia. Organizan un sarao para amenizar la Nochebuena y los días de Pascua. Entre los invitados figura don Juan, dueño de la voluntad de Lisis, pero no correspondida por el galán que se muestra inclinado a Lisarda, prima de Lisis. He aquí una treta de la autora para crear tensión narrativa y seguir leyendo hasta el final para ver el desenlace del triángulo amoroso.

Don Juan se acompaña de cuatro caballeros nobles con lo cual la reunión se compone de diez personajes más Laura, madre de Lisis que es la encargada de organizar las intervenciones. Cada día deberán contarse dos maravillas, “que con este nombre quiso desempalagar al vulgo del de novelas, título tan enfadoso que ya en todas partes le aborrecen.” Dando a entender que el nombre de “novela” no estaba aún muy asentado entre los lectores. Para celebrar el final de las intervenciones y final de la Pascua darán una fiesta a la que invitan además a los padres de ellos y a las madres de ellas, viudas y viudos todos, porque “la muerte no dexa a los mortales los gustos cumplidos.”




"Tu amor murmura la aldea,/mirando en tu pensamiento"


La función se realiza en una habitación de la casa de Lisis revestida de las mejores galas. De las paredes cuelgan caros paños flamencos con motivos que recuerdan la Arcadia selvática y los jardines colgantes de Babilonia. Numerosas filas de taburetes bajos rodean un brasero de plata bien alimentado de brasas y fragancias diversas. La habitación iluminada por abundantes velas. Con lleno de no hay billetes en la sala, se unen otras damas que se convidan por su cuenta,  comienza la función. Los músicos tocan y, a la hora acordada, comienza el desfile de damas y caballeros con antorchas encendidas en la mano y toda la parafernalia que tanto gustaba a la aristocracia de la época. Un airoso paseo, la descripción se asemeja a los desfiles de modelos. Por parejas, conjuntados y haciendo juego. Unos de noguerado y plata; otros de negro; aquí de terciopelo liso, sembrado de botones de oro; allí de verde y de todos los colores. No se puede negar que en estas descripciones tan llenas de detalles hay una cierta sensibilidad femenina que está ausente en otros escritores de la época. 

Una vez terminada la airosa máscara, Lisis canta un romance en el que se lamenta por un amor no correspondido. Afligida de querer tanto:
 “Pues siempre son los dichosos
Aquellos que quieren menos.”

Ella llora el olvido de quien se ve entre la espada y la pared, enredado en los lazos de la hermosura de Lisarda que toma la palabra para contar su maravilla.



Y cuando la luna sale sale 
de noche, sale a la calle 
se escucha cantar a un hombre
cantar llorando, llorando a mares. 
Francisco Infantes Florido /María Dolores Pradera



Este comentario pertenece al grupo de lectura colectiva que desde La Acequia coordina y dirige desde hace unos cuantos años su autor, el profesor Pedro Ojeda Escudero.


2 comentarios:

Paco Cuesta dijo...

María de Zayas debía ser la asignatura pendiente de los clubs de lectura, Hacemos bien en poner nuestro granito de arena.
Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

De María de Zayas siempre me llamó la atención esa capacidad para crear unos textos en los que supo detectar la necesidad de los jóvenes lectores del momento. Halló, como pocos, la forma en la que cruzar lo que sentían y no podían expresar por la época y el estilo literario con el que hacerlo.
Todo un poderoso prólogo para la lectura, gracias. Adelante con otro curso.