jueves, 31 de diciembre de 2009

La Duquesa revaloriza a Sancho



"...De los Leones ha de decir vuestra alteza..."
Ilustración de Gerardo Trives

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CAPÍTULO 2.30

Empapados por el caudal del Ebro que les llega hasta los huesos y hasta el alma de S cada vez que tenía que llegar al caudal del dinero, se apartan del gran río ensimismados; DQ en sus amores y S en su ambición incurable que la presume poco menos que inalcanzable. Rumiaba abandonar a su amo, no le aguanta una locura más, y menos si está pasada por agua. Con lo cual tenemos enunciados sutilmente, desde el primer párrafo, los contenidos temáticos que se van a desarrollar a lo largo del capítulo: la belleza de los amores de DQ y del Duque y el crecimiento del escudero, no exento de algún contratiempo.
Una cierta sensación de lástima por nuestros héroes recorre el relato. Sorprende la facilidad con la que caen en el engaño de los señores que quieren utilizarlos de entretenimiento, como bufones que hacen reír. Todo ello produce una cierta tristeza en el lector, que a estas alturas de la obra ya conoce el modus operandi del autor y le ha cogido cariño a los protagonistas. Sin embargo, la aparición de estos duques le da nuevos bríos a la novela; además de apaciguar a la pareja hacen que la novela avance: de momento consiguen que de un S casi mudo pasemos a un charlatán a ojos de DQ y para regocijo de la duquesa.






Con el sol ya puesto en los cielos, presto a diferenciar unas cosas de otras, el Caballero Andante columbra unas gentes que la distancia empequeñecía; allegándose, puede distinguir a una bella dama de verde con un azor en su mano izquierda, entre un grupo de cetreros. Allí manda a S a por licencia para presentarse ante ellos, no sin antes advertirle de cómo debe comportarse ante señora de tan alta alcurnia. 











Ella se muestra encantada de recibir al Caballero de los Leones, caballero que ya conoce por sus lecturas. S se presenta, le informa que el que tiene delante es Sancho Panza, el escudero de tan famoso señor, éste vuelve a su amo con la embajada. Tanto le complacieron a DQ los rústicos términos que empleó S en su expresión que “se gallardeó en la silla, púsose bien en los estribos, acomodóse la visera, arremetió a Rocinante, y con gentil denuedo fue a besar las manos a la duquesa”.
Cuando más felices se las prometían, a un enganchón con la cincha de la albarda que da con S de bruces en el suelo, sucede la caída a plomo de DQ, confiado como estaba de la lealtad de S a la hora de ponerle el pie en el estribo. Desde el suelo maldice a su escudero: “Mi escudero, que Dios maldiga, mejor desata la lengua para decir malicias que ata y cincha una silla para que esté firme”. Suceden alabanzas mutuas de la belleza de la señora del Duque, allí presente, y de Dulcinea ausente, pero valorada en su justa medida por S.
La duquesa, valedora de S, lo justifica y anima a que no se recate a la hora de hablar, como le demanda su amo: de que Sancho el bueno sea gracioso lo estimo yo en mucho, porque es señal que es discreto”. También el Duque sentencia: “porque muchas gracias no se pueden decir con pocas palabras. A DQ no le queda más remedio que observar el “acrecentamiento” de S ante tanto apoyo externo al escudero.


Nicolás González lo dibujó

A requerimiento de la Duquesa, S “hace cuarto en la conversación” camino del castillo de los nobles anfitriones, encantados de “acoger en su castillo tal caballero andante y tal escudero andado”, que viene a ser lo mismo que corroborar el ascenso de un escudero que ya está de vuelta del camino, mientras que el amo aún está en el tiempo de dejar huella al andar estos primeros momentos de la nueva década.
FELIZ AÑO A TODOS LOS QUE HASTA AQUÍ CON LA LECTURA LLEGUEN.

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D Pedro Ojeda Escudero que si no ha sido publicado en la misma, lo será próximamente, visto el día y la hora que es. 

 

martes, 29 de diciembre de 2009

Argollas en la piel de la ciudad


Grapas centenarias que allegan la piel herida de la ciudad, como consecuencia del terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1755. A punto estuvo de derrumbar la torre de la catedral.

“El espíritu de los estudios humanistas está tatuado en la geografía urbana de Salamanca de tal manera que la ciudad no puede desprenderse de la carga de su historia.”

Fernando Rodríguez de la Flor





domingo, 27 de diciembre de 2009

Navidad en el Hudson




 
Dibujo de Gregorio Prieto.


Con 31 años, Federico García Lorca hace un viaje de nueve meses a Nueva York (primera salida al extranjero), respondiendo a una invitación de Fernando de los Ríos. Lorca acepta como la mejor manera de superar la depresión en la que estaba sumido por la ruptura con un amigo escultor. Vive de primera mano las consecuencias del Crack económico de Octubre de 1929 en la Gran Manzana de seis millones de habitantes. Su poesía evoluciona radicalmente como consecuencia del choque que para él supone el mundo deshumanizado de la gran ciudad, donde solo importa la mecanización y el capitalismo salvaje del dólar. Su reacción de protesta se ve reflejada en los versos de Poeta en Nueva York. El tema central del poemario (no publicado hasta 1940 en Méjico) es el enfrentamiento de la naturaleza pura, el hombre elemental con la civilización de la máquina. El resultado es la victoria de esta última con su secuela de frustración y muerte. 



Gori Muñoz

En contraste con su poesía anterior, usa aquí el verso libre, inquieto, que va mejor a la expresión surrealista y a las imágenes oníricas, tan frecuentes en el libro. El poeta se envuelve de vivencias neoyorquinas y personajes marginales con los que se identifica y sufre su desesperación. PNY es un retrato de las calles de Nueva York, el poeta se ve influenciado por un romanticismo utópico, cree que las cosas cambiarán con una sublevación de los oprimidos. En conjunto la obra es la expresión de una crisis a varios niveles: amoroso, histórico – social, poético, religioso y existencial. Federico escribe desde la sensibilidad de un ser marginal, conocedor del dolor humano por sufrirlo en sus propias carnes, pero vital a la vez.
La elección de este poema, Navidad en el Hudson, no es por casualidad. Hoy hace ochenta años que Federico García Lorca firmó su autoría y las noticias sobre el rastreo frustrado de su tumba me han llevado a leer alguno de sus poemas. Su lectura no es en absoluto amable, tampoco sencilla, al menos para mí que no soy más que un lector esporádico de poesía, también es verdad que cada vez lo hago con más frecuencia.

Que la lectura de poesía requiere esfuerzo, no es algo que yo venga a descubrir, supone recorrer un camino pleno de descubrimientos si la búsqueda se realiza con atención y somos constantes. La poesía es como una canción: es para usarla. Llegas a asimilarla cuando eres capaz de memorizarla y recitarla en un viaje de ida y vuelta, como una canción, entonces la disfrutas como se merece. Eso la diferencia de otro tipo de lecturas. 



García Lorca


NAVIDAD EN EL HUDSON
¡Esa esponja gris!
Ese marinero recién degollado.
Ese río grande.
Esa brisa de límites oscuros.
Ese filo, amor, ese filo.
Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo.
con el mundo de aristas que ven todos los ojos,
con el mundo que no se puede recorrer sin caballos.
Estaban uno, cien, mil marineros
luchando con el mundo de las agudas velocidades,
sin enterarse de que el mundo
estaba solo por el cielo.
El mundo solo por el cielo solo.
Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa.
Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango.
El mundo solo por el cielo solo
y el aire a la salida de todas las aldeas.

Cantaba la lombriz el terror de la rueda
y el marinero degollado
cantaba al oso de agua que lo había de estrechar;
y todos cantaban aleluya,
aleluya. Cielo desierto.
Es lo mismo, ¡lo mismo!, aleluya.

He pasado toda la noche en los andamios de los
[arrabales
dejándome la sangre por la escayola de los proyectos,
ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas.
Y estoy con las manos vacías en el rumor de la
[desembocadura.

No importa que cada minuto
un niño nuevo agite sus ramitos de venas,
ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,
calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.
Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo.
[Desembocadura.

Alba no. Fábula inerte.
Sólo esto: desembocadura.
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!


New York, 27 de diciembre de 1929

El poema tiene una estructura circular: Los cinco primeros versos se corresponden con los cinco últimos:
¡Esa esponja gris!
Ese marinero recién degollado.
Ese río grande.
Esa brisa de límites oscuros.
Ese filo, amor, ese filo.
_________________
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!

En los primeros, utiliza los demostrativos dando una sensación de lejanía, de distanciamiento. En los últimos, utiliza los posesivos dando la idea de identificación y cercanía.
La esponja gris puede referirse al río Hudson donde cayó un hombre que él vio. Para Lorca, el marinero es el género humano. Hay quien indica que la esponja gris tiene que ver con la esponja empapada de vinagre que desinfectó las heridas de Cristo crucificado. Un hombre luchando por no hundirse es el marinero recién degollado. La brisa de límites oscuros es el mar, la desembocadura, la certeza de la muerte.


Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa.

Puede referirse a la colina del Gólgota donde crucificaron a Cristo, usaron martillos para clavar los clavos y el triunfo de la muerte. La hierba crece más espesa encima de las sepulturas, la celebración del propio aniquilamiento.
Los animales pequeños como las hormigas o las lombrices simbolizan al hombre marginado, gitanos, negros, homosexuales con los que el poeta se identifica.

ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,

Al no parir las víboras, puede referirse al cambio de camisa de las serpientes.
Como podemos observar, al carecer de rima, el poeta trata de dar ritmo y cohesión al poema con las abundantes repeticiones de demostrativos, posesivos, el sustantivo mundo y el adjetivo solo. Combinaciones extrañas de vocablos, metáforas atrevidas y frases con sentido escondido, conforman un poema de completa vigencia en esta época de crisis, incluso acentuando lo plasmado por FGL en su poema.

La soledad que sintió en medio del bullicio de la gran ciudad, siendo uno más del hormiguero, espoleó su talento creativo hacia la universalidad de sus versos. Pasó de una temática local a la adopción de las corrientes más vanguardistas del momento. De alguna forma dolido, porque su Romancero Gitano solo había sido entendido por su vertiente popular. 


Aquí tenéis el poema recitado por el poeta Miguel Oscar Menassa: 

 



jueves, 24 de diciembre de 2009

El lloro de Sancho, la barca y naufragio.

... el peso de las armas le llevó al fondo dos veces ... Gerardo Trives


CAPÍTULO 2.29

Entre admiraciones transcurre el capítulo vigésimo noveno: la primera; de apertura, se corresponde con el impacto que la visión de las aguas del gran río causan en DQ, tanto que: renovó en su memoria mil amorosos pensamientos” la última; de clausura, la de los molineros y pescadores que miran aquellos locos trasnochados salidos de algún cuento. Un DQ impotente, que reconoce la derrota, junto a la acción, el suspense, el ritmo, la intriga, nuestros héroes y los encantadores que truecan los molinos en castillos, mezclados con el agua del Ebro, conforman un relato pasado por agua y harina del mismo costal.


En efecto, dos días de camino después del molimiento de S, el sosiego y la abundancia de los líquidos cristales del gran río que nace pequeño en el Norte, ya grande y remansado en su amplitud cerca del mar, le dan la paz necesaria para recordar lo que vivió en la Cueva de Montesinos:

“Especialmente fue y vino en lo que había visto en la cueva de Montesinos; que, puesto que el mono de maese Pedro le había dicho que parte de aquellas cosas eran verdad y parte mentira, él se atenía más a las verdaderas que a las mentirosas, bien al revés de Sancho, que todas las tenía por la mesma mentira.” Vemos cómo el autor utiliza aquí una estrategia sacada del teatro: el truco teatral consiste en que el protagonista ignora algo que los espectadores saben. Al sentir éstos la necesidad de contárselo al actor, se crea suspense. Así lo hace Cervantes con DQ y los lectores al ignorar aquél lo que el narrador nos contó acerca de Maese Pedro y su mono un par de capítulos atrás.


Río Ebro arriba caminaban en sus monturas, cuando una barca solitaria, atada al tronco de un árbol, empuja a descabalgar al amo y criado. Su soledad enciende la imaginación de DQ, piensa que es una invitación a usarla y liberar caballeros presos, gente importante, pero aunque fuera un mísere fraile descalzo, no dejaría de acudir a su llamada de auxilio.


S, amante de los animales, apaciguado y manso tras el duro castigo que su amo le propinó en la suerte de varas (qué poco nos queda de disfrutar de estas expresiones taurinas, ahora que los “antitodo” van a echar el candado) observa el ascendiente que los encantadores vuelven a tener sobre su amo. Teme el trato que reciban sus monturas. Él quiere que la locura de su amo que les aparta, les vuelva a juntar una vez llegado el desengaño cierto.


... se deslizaba el barco...

Nicolas González, coloreo propio


Llora de nuevo S, sentimental, ya resignado por no tener la valentía de volverse a casa con los suyos, como amenazó, mostrando mansedumbre. DQ no ha medido el castigo, el puyazo hace daño, ha sido demasiado profundo. El escudero quiere sentir la solidez de la tierra bajo sus pies, no la inestabilidad de una barca. El Hidalgo manda levar anclas, en lugar de cortar amarras, creyendo que se encuentra en un gran bajel.


El humor de S, su ingenuidad e ignorancia hacen girar el discurso de DQ, otra vez desde su cólera. Ahora ya no soporta que S llore, le quiere sometido, pero sin que se note porque eso le hace recordar la situación injusta: el desnivel amo – criado debe existir tapado, sin manifestarse, un paso más en el sometimiento. La mezcla de la ciencia más puntera del momento con la situación graciosa y humorística de los habitantes, parásitos no deseados, de la pierna de S está utilizada con intención: aquí relaja la tensión entre los dos que ha subido a un punto que la novela tolera con dificultad. La historia necesita el giro y C se lo da con maestría.


En estas aguas inestables andaban, cuando la proximidad de un molino le pareció castillo a DQ, de nuevo los encantadores con su labor de zapa acosando al hidalgo en su locura. La barca abocándose a las ruedas del molino, que amenazan con hacer papilla los huesos duros de roer de DQ y las carnes poco magras de S. Sólo gracias a los molineros, que con habilidad volcaron la barca con su contenido, no ardió Troya, a pesar del agua.


Termina el relato con un resignado DQ que, impotente, reconoce su derrota. Al menos ahora no culpa al pobre S que se libro por los pelos de aquella Troya pasada por el agua del Ebro, con la bolsa de caudales más aligerada por el desembolso que supuso el daño de la barca, pero junto a sus animales que se alegraron de tenerlos de vuelta.


Feliz Navidad pasadas por agua, como DQ y S, a todos los visitantes, lectores y comentaristas.


Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D Pedro Ojeda Escudero y ya ha sido publicado en la misma

martes, 22 de diciembre de 2009

Habla popular de Lumbrales (23)







Dichos, expresiones, chascarrillos, refranes…

El agua, pa las ranas. El agua estropea los caminos: Se dice ensalzando las virtudes del vino.

El bue suelto, bien se lambe: Cuando los bueyes andaban holgones, es decir que no tenían que trabajar, no eran necesarios muchos miramientos a la hora de apatuscarlos. Referido a las personas se utiliza cuando uno está soltero y no tiene hijos a su cargo, indicando que uno solo se bandea bien.

El que guarda, halla: El que no ha tirado algo, puede recurrir a ello más tarde, cuando le haga falta.

En Agosto, frío el rostro: Los días son más pequeños y no hace tanto calor como en el mes de Julio.

En Febrero busca la sombra el perro: Aunque el mes de Febrero suele ser de frío hay años que no es así.


Aturriar: Mugir con fuerza los machos de los bóvidos. “El toro eral no dejó de aturriar cuando vio la vaca en el otro prao”.
No está en el DRAE con esta acepción.
No está en el DCT.

Aturullar: Aturdir. Deformación fonética de Aturrullar
No está en el DRAE.
DCT: Mismo significado.
BDE: “Aturdir”, 1726, la variante primitiva aturullar (hoy americana y muerciana) deriva de turullo “cuerno de pastor para llamar el ganado”, fin S: XIX, que es imitación directa del tu-ru-ru del cuerno: de ahí aturullar “atronar con el ruido del cuerno” y “aturdir”.

Aujero: Agujero.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Aurel: Laurel.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Aurelero: Arbusto del cual se cogen las hojas de laurel que luego se utilizan para dar sabor en las comidas. Aunque no se trate propiamente de un frutal mantiene la terminación – ero, típica de la denominación de los frutales: manzanero, olivera, membrillero o guindero.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.



Avenas (locas): Plantas de avena que nacen aisladamente entre otros cereales.
DRAE: Ballueca: 1. f. Especie de avena, cuya caña se levanta hasta un metro o más de altura, con hojas estriadas y estrechas, y flores en panoja desparramada, vellosas en su base. Crece entre los trigos, a los cuales perjudica mucho.
DCT: Variedad silvestre de la avena que crece en cunetas, baldíos y entre el cereal dañándolo.
BDE: Primera mitad del S. XIII. Del Latín AVENA.




Averar: 1.- Arrimar el ganado por la vera o linde de los sembrados. 2.- Apurar la linde con el arado.
No está en el DRAE.
DCT: Igual que la segunda acepción.

Aviarse: Darse prisa. También es vestirse. Estás aviao significa "lo llevas claro".
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Aviejarse: Avejentarse.
No está en el DRAE.
No está en el DCT.

Avío: 1.- Servicio, utilidad, "Esto me hace mucho avio".2.- Ropa, vestidos, ejemplo: "Ponerse el avío", vestirse, aviarse, "Espera un poco que me avío y voy contigo".3.- Darse prisa.- "Avíate que llegamos tarde".4.- También puede significar en Lumbrales el conjunto de alimentos indispensable para la manutención de la familia. "Con la matanza y las cuatro patatas tenemos el avío pa tol año”. Es frase familiar: "Hacer de un avío dos mandados" significando asunto, negocio, oficio. Tiene el mismo sentido que el dicho: ''Matar dos pájaros de un tiro”
DRAE: 5. m. pl. coloq. Utensilios necesarios para algo. Avíos de escribir, de coser, de afeitar.
DCT: Igual que la primera acepción.
BDE: Aparece en el S. XVI

El color fucsia
en algunas palabras indica que son de reciente incorporación. Posterior a Mayo de 2007.


Abreviaturas utilizadas:

DRAE: Diccionario de la Real Academia Española.
DCT: Diccionario del Castellano Tradicional.
BDE: Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Joan Corominas. 



domingo, 20 de diciembre de 2009

Mal de altura


“Hay viejas calles, como la de la Compañía, al pie de palacios y templos dorados por los soles de los siglos, en que puede uno ir soñando en una España celestial, colgada para siempre de las estrellas.”

Andanzas y visiones españolas. Miguel de Unamuno


jueves, 17 de diciembre de 2009

Una negociación que encoleriza a Don Quijote






"Yo confieso que me he retirado, pero no huido"



CAPÍTULO 2.28
Una vez que tanto amo como criado se ven fuera de la furia de los paisanos armados del pueblo del rebuzno, tiene lugar un diálogo entre ambos, con temática variada y diferentes alternativas en su desarrollo. Esto, unido a las intervenciones escasas y puntuales del narrador para: abrir; no pierde tiempo en ponerse al lado de S en su disputa con DQ, a pesar de que empiece felicitándole por la prudencia que demostró en su huida, cerrar; buscando el pie de un olmo y haya de abundante ramaje que les dé cobijo (que estos tales árboles y otros sus semejantes siempre tienen pies, y no manos”), dos breves apuntes más, que inciden en los dolores de S y en sus lágrimas de arrepentimiento, conforman y nos llevan al final del capítulo. 

DQ “se apartó tanto cuanto le pareció que bastaba para estar seguro.”, que debió ser mucho por lo que S, molido, tardó en llegar a él, sólo para recibir la reprimenda del amo por haber rebuznado a destiempo. Rebuzno que a S le costó caro y al Hidalgo le privó de lucimiento. El escudero, que hablaba por las espaldas, le echa en cara el abandono. 


El Caballero Andante se muestra enfadado con su escudero porque su intervención desafortunada le interrumpió la oportunidad de poner en práctica la extensión de su discurso sobre las armas y las letras delante de más público que nunca hubiera soñado y en pie de guerra. Su enfado se ve acentuado por las quejas de S, por la reprobación del abandono añadida al mal recuerdo del manteamiento y a la amenaza de volverse a casa, basada en la mala vida que lleva el escudero de un Caballero Andante. El crescendo llega a su culmen con el asunto del salario de S. El regateo que llevan a cabo amo y criado presenta unas características típicas de una negociación colectiva. S siempre encuentra motivos para aumentarlo. DQ, como buen patrón, cuando ve que según las cuentas de su criado, toda su hacienda va a ir a parar a sus manos se resiste en la negociación. Recurre al as que tiene guardado en la manga, sabedor de la ambición materialista de S, le promete el gobierno de una ínsula: admirable manera que tiene el autor de ablandar a S y resolver la confrontación.

S cede en la negociación y se nos viene abajo ante la sarta de improperios que le dirige su amo. Sin duda los más duros del libro: “Asno eres, y asno has de ser, y en asno has de parar cuando se te acabe el curso de la vida; que para mí tengo que antes llegará ella a su último término que tú caigas y des en la cuenta de que eres bestia.” DQ tiene que emplearse a fondo en el insulto y dejar claro quién es el amo. Humilla a su escudero y se venga del rebuzno que le impidió explayarse.

Como ya hemos resaltado, el diálogo ocupa la totalidad del capítulo. Sólo tres breves intervenciones del narrador, la primera para ponerse del lado de DQ cuando señala: “[…] es de varones prudentes guardarse para mejor ocasión” y justificar la cólera con su escudero: “[…] como le hallare sano de los pies a la cabeza”. Una segunda intervención para poner a S en su jumento, ayudado por DQ y la guaya exagerada del escudero por unos dolores que sólo a él le duelen. Pone fin al breve pero intenso capítulo, acomodando a la pareja a los pies de unos árboles para pasar la noche y, al rayar el día, echarse al camino en dirección al gran río.

 
"Al salir del alba siguieron su camino"

 

Este comentario pertenece al grupo de lectura del Quijote que coordina y dirige desde La Acequia el profesor D Pedro Ojeda Escudero y ya ha sido publicado en la misma